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Donkey Kong Bananza llega a la Nintendo Switch 2 con la energía, el encanto y la fuerza bruta que no veíamos en DK desde la época dorada de Rare. Desarrollado por Nintendo EPD (el equipo de Mario en 3D), Bananza no solo pretende llenar un vacío en los juegos de plataformas al estilo Mario, sino que lo aplasta con barriles de creatividad, animación expresiva y una hermosa destrucción caótica.
Bananza demuestra claramente su linaje desde el instante en que te balanceas en el primer nivel, lleno de vigas de arcade nostálgicas. Desde Donkey Kong Country hasta Banjo-Kazooie, las áreas repletas y escalofriantemente coloridas están impregnadas de personalidad. Incluso los personajes de Nintendo, que están muy animados, como DK, que está muy vivo en el juego, son gráciles y llenos de movimiento intenso.
Y la banda sonora, es un clásico instantáneo. Tienes un remix de “Stickerbush Symphony”, un tema del supramundo con un toque de jazz, y Pauline interpretando pegajosas melodías de transformación que se sienten como la sucesora espiritual de “Jump Up, Super Star!”.
El núcleo de Bananza reside en su mundo 3D único y destructible. No se trata solo de saltar y balancearse, sino de abrirse paso a través de entornos, resolver acertijos basados en física y experimentar con tus transformaciones Bananza:
Cada una no solo es divertida de controlar, sino que se puede cambiar sin problemas a mitad de transformación, ofreciendo un nivel de profundidad en combate y desplazamiento que no hemos visto desde la mecánica de captura de Super Mario Odyssey. La única desventaja: podrían ser demasiado poderosas. La Bananergía (el medidor de transformación impulsado por oro) es tan abundante que algunos acertijos pueden sentirse trivializados si eliges la fuerza bruta sobre el ingenio. Pero bueno, eso es parte del encanto.
No todo es un balanceo suave. Aunque Bananza mantiene un promedio de 60 FPS la mayor parte del tiempo, puede caer durante las secuencias de destrucción máxima o al inicio de nuevos niveles. Estas caídas no son mayores, pero pueden ser significativas para quienes buscan la perfección. Los saltos que ocurren son bastante perdonables en el contexto de la explosión de caos encantador que ocurre en pantalla.
Las peleas de jefes iniciales son todo espectáculo, sin sustancia. Estéticamente, un calamar de piedra inspirado en Splatoon es impactante, pero las primeras peleas pueden terminarse en menos de 30 segundos debido a las absurdamente fáciles formas de Bananza. Afortunadamente, no es el caso en las etapas posteriores del juego, donde los jefes post-juego presentan un verdadero desafío.
Y aunque Bananza no exige plataformas de alto riesgo para llegar a sus créditos, ofrece un montón de contenido secundario y desafíos secretos para los completistas. Salas de desafío opcionales, Gemas ocultas y un post-juego que lleva cada mecánica al límite aseguran mucho contenido jugoso mucho después de que la historia termine.
Incluso hay un modo para dos jugadores sorprendentemente sólido. Un jugador controla a DK, mientras que el otro ayuda lanzando proyectiles musicales de Pauline usando los Joy-Cons con control de movimiento, es perfecto para sesiones cooperativas.
Está claro que Nintendo EPD asumió una apuesta considerable al poner a DK como protagonista del lanzamiento de plataformas 3D de Switch 2, y ciertamente rinde frutos en barriles. Rompiendo todo: los niveles son una explosión estética, intensos hasta un extremo impensable, y una experiencia inolvidable en destrucción a gran escala épica, Bananza es un refinamiento asombroso del desarrollo que Donkey Kong Country y Super Mario Odyssey comenzaron. Aunque hay problemas de rendimiento notables, algunas de las mecánicas de transformación y la simplificación de desafíos complejos son algo excesivas, es un absoluto deleite que un juego tan lleno de creatividad y encanto pueda tener asuntos tan triviales.
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