Ubisoft es uno de los estudios más controvertidos en la industria de los videojuegos. Esta empresa inicialmente operaba como distribuidora de videojuegos, y con el tiempo se convirtió en desarrolladora. Los juegos de Ubisoft han influido en géneros enteros y han generado franquicias icónicas, algunas de las cuales aún existen, cautivando a los jugadores de todo el mundo durante años.
Sin embargo, hoy en día Ubisoft ya no es el gigante invencible en el mercado que solía ser. La compañía enfrenta cada vez más críticas de los jugadores cada año, y sus juegos ya no son tan exitosos como lo eran antes. En este artículo hemos recopilado las principales razones y consecuencias del declive de Ubisoft.
Diseño de juegos repetitivo y fatiga de la fórmula
Uno de los mayores defectos de Ubisoft ha sido su constante uso de un diseño de juegos estereotipado que a menudo se aplicaba en muchas franquicias. Ya sea Assassin’s Creed, Far Cry o Watch Dogs, muchos de sus juegos tienen una estructura similar:
- exploración de mundo abierto
- misiones secundarias repetitivas
- mecánica de escalar torres
- grind constante
- presencia de microtransacciones
Aunque esta fórmula inicialmente funcionó, creando una nueva y emocionante experiencia, con el tiempo se volvió agotadora. Todas estas actividades se volvieron monótonas, poco interesantes y alargan artificialmente el juego.
Los jugadores comenzaron a cansarse del esquema de juego familiar, donde la innovación en el gameplay pasaba a un segundo plano, cediendo terreno a un enfoque repetitivo.
En lugar de apartarse del molde, Ubisoft decidió duplicar su aplicación, implementando el mismo sistema en cada nuevo proyecto. La falta de cambios significativos y creatividad finalmente alejó a su base de fans leales, que querían más originalidad.
Falta de nuevas franquicias fuertes y excesiva dependencia de las existentes
Aunque en el pasado Ubisoft tuvo una "edad dorada" de creación de nuevas propiedades intelectuales (IP), los últimos años han mostrado una dependencia excesiva de las franquicias existentes.
Algunas franquicias, como Far Cry y Assassin’s Creed, se han vuelto bastante monótonas, ofreciendo lo mismo de antes pero en un entorno ligeramente diferente. Esta última, en particular, se ha convertido en una "vaca lechera" que Ubisoft explota hasta el cansancio, con lanzamientos anuales o bianuales que diluyen su atractivo.
En lugar de ello, las nuevas IP que podrían inyectar energía fresca a la marca son casi inexistentes o estuvieron mal implementadas. Juegos como Hyperscape, el intento de Ubisoft de entrar en el género Battle Royale, fracasaron debido a la fuerte competencia y la falta de una identidad única.
La incapacidad de introducir nuevas y emocionantes franquicias ha dejado a la compañía excesivamente dependiente de proyectos anticuados que ya no capturan a los jugadores, ya que la empresa teme experimentar.
Gestión ineficaz y caos interno
Tras bambalinas, Ubisoft ha sido consumida por serios problemas internos que han afectado significativamente su declive. En 2020, la empresa enfrentó una ola de acusaciones de acoso sexual y conducta indebida en el lugar de trabajo entre la gerencia, lo que resultó en escándalos públicos y despidos significativos. El ambiente de trabajo tóxico afectó la moral, el flujo creativo y la confianza dentro de la empresa y su equipo.
La gerencia no abordó estos problemas durante años, y cuando finalmente se puso manos a la obra, el daño ya estaba hecho. Yves Guillemot, CEO de Ubisoft, fue ampliamente criticado por su lenta reacción y su incapacidad para abordar adecuadamente los problemas internos. El escándalo empañó la reputación de Ubisoft en la industria, lo que llevó a una fuga de talentos y la pérdida de impulso en proyectos futuros.
Fallidos intentos de adopción de nuevas tecnologías
Ubisoft ha intentado adoptar nuevas tecnologías, como blockchain y NFT, pero estos intentos han fallado. El anuncio de Quartz, su iniciativa de NFT, provocó una fuerte reacción negativa por parte de los jugadores. Muchos criticaron el impacto ambiental del blockchain y vieron esto como otro intento de la compañía por obtener ganancias.
En lugar de adaptarse a los cambios en las preferencias de los jugadores, el intento de Ubisoft de entrar en el ámbito de los NFT solo alejó aún más a su audiencia. El estudio ganó solo alrededor de €400 con ello, tras lo cual efectivamente olvidaron la existencia de este proyecto.
Dependencia excesiva de juegos como servicio
La reorientación de Ubisoft hacia los juegos como servicio, que dependen de actualizaciones constantes, microtransacciones y una interacción prolongada de los jugadores, ha sido otro error crítico.
Juegos como The Division 2 y Rainbow Six Siege han sido centrales en esta estrategia. Aunque estos títulos inicialmente tuvieron éxito, la dependencia excesiva de la compañía en el modelo de servicio comenzó a socavar la confianza de los jugadores.
Ubisoft promovió agresivamente la monetización, introduciendo microtransacciones, loot boxes y compras cosméticas en todos sus juegos, incluidas las experiencias para un solo jugador, lo que a menudo iba en detrimento del núcleo de la experiencia de juego.
Los jugadores criticaron los elementos "pay-to-win" y sintieron que los juegos estaban siendo desarrollados más para maximizar las ganancias que para satisfacer a los jugadores. La compañía comenzó a priorizar la extensión del ciclo de vida de los juegos a través de actualizaciones en lugar de lanzar proyectos frescos que llevan años en desarrollo, lo que causó frustración entre los jugadores.
Competencia y evolución del mercado
El declive de Ubisoft también se ha visto agravado por la evolución del mercado de videojuegos y la competencia más feroz. Competidores como Sony, Nintendo y estudios más pequeños han hecho hincapié en juegos únicos orientados a la narrativa, mientras que Ubisoft ha seguido confiando en grandes mundos abiertos.
Esta disonancia con las preferencias de los jugadores se hizo especialmente evidente cuando desarrolladores independientes y compañías como FromSoftware (Elden Ring) lograron éxito con juegos innovadores y formadores de género.
Además, el auge de servicios de suscripción como Xbox Game Pass ha cambiado la forma en que los jugadores interactúan con los juegos, enfatizando la accesibilidad y la diversidad. Ubisoft, en cambio, ha permanecido en un modelo anticuado de lanzamientos a precio completo y monetización agresiva.
Mala gestión de proyectos y retrasos en los lanzamientos
Los problemas de Ubisoft con la gestión de proyectos se han vuelto evidentes en los últimos años. Muchos juegos de alto perfil han experimentado retrasos, problemas técnicos y lanzamientos tibios. Skull & Bones, un juego multijugador de temática pirata, se ha retrasado varias veces y ha sido un fracaso total para el estudio. El proyecto resultó ser más débil que la mecánica de combate pirata en Assassin’s Creed Black Flag.
El fracaso de Ghost Recon: Breakpoint en 2019 fue un golpe significativo. El juego, plagado de bugs, problemas técnicos y mecánicas fallidas, fue recibido negativamente y mostró claramente que la cadena de producción de Ubisoft estaba en crisis. En lugar de aprender de estos errores, Ubisoft continuó retrasando o acelerando los lanzamientos, a menudo priorizando la cantidad sobre la calidad.
Otros juegos, como Beyond Good and Evil 2 y el remake de Prince of Persia: The Sands of Time, también han enfrentado dificultades. El primero se anunció en 2008, y aparte de un tráiler y un video de demostración de jugabilidad, no ha habido más información sobre el juego.
Prince of Persia aún está en crisis de desarrollo, ya que el aspecto del juego era tan malo que decidieron rehacerlo nuevamente y retrasaron su lanzamiento hasta 2026.
La fría recepción de Star Wars Outlaws por parte de los jugadores obligó a Ubisoft a reconsiderar su decisión de lanzar Assassin's Creed Shadows este año, por lo que este proyecto se trasladó a 2025. El estudio informa que el juego está en estado finalizado, pero aún así quieren enfocarse en mejorar y perfeccionar el juego para cumplir con todas las expectativas de los jugadores.
Mercado de acciones de Ubisoft
El fracaso de Star Wars Outlaws y el retraso de Assassin's Creed Shadows han tenido un gran impacto en el mercado de valores. Las acciones de Ubisoft han caído drásticamente en precio y fluctúan en el rango de €9-10 por acción. Para una compañía de este nivel, es un golpe significativo tanto en reputación como financiero.
Tales indicadores en la compañía no se veían desde 2013. En comparación, cabe destacar que en 2018 el precio por acción era superior a los 100 euros.
La tendencia a la baja en el mercado de acciones de Ubisoft es una consecuencia lógica de la actual estrategia fallida de la empresa, que está cavando su propia tumba con decisiones que no escuchan lo que realmente necesitan los jugadores, persiguiendo solo sus propias ambiciones.
Si la empresa no cambia su enfoque, la situación empeorará, habrá una mayor fuga de talento profesional, y se romperán las cooperaciones con otras empresas e inversores.
Conclusión
Aunque la situación actual de Ubisoft parece bastante desesperanzadora, la compañía aún puede rehabilitarse. Tiene franquicias populares y desarrolladores talentosos que podrían cambiar las cosas con la estrategia correcta. Sin embargo, se requiere una reforma significativa.
Ubisoft necesita diversificar su portafolio, invertir en nuevos proyectos y volver a enfocarse en la calidad en lugar de la cantidad. La gerencia necesita abordar los problemas internos, crear un ambiente de trabajo más positivo y escuchar a su comunidad, en lugar de perseguir ganancias a corto plazo a través de esquemas de monetización depredadores.
La industria de los videojuegos evoluciona constantemente, y si Ubisoft no puede evolucionar con ella, la otrora orgullosa compañía puede seguir cavando más profundo en una tumba que ella misma ha creado.
Para que Ubisoft resurgiera de las cenizas, necesita reconocer abiertamente sus errores pasados, tanto en el diseño de juegos como en su cultura corporativa. Solo recuperando la confianza de los jugadores y los empleados puede aspirar a tener éxito en un mercado cada vez más saturado y competitivo.
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