Nvidia anunció que comenzará la producción de supercomputadoras basadas en inteligencia artificial (IA) directamente en los Estados Unidos. Este será el primer intento de la compañía en el ámbito de la producción interna. Nvidia compartió sus planes en un blog el lunes, anunciando la construcción de "supercomputadoras de IA americanas" como parte de una estrategia más amplia para fortalecer la independencia tecnológica de EE. UU. y fomentar la innovación.

La Casa Blanca no tardó en vincular el anuncio de Nvidia con la estrategia agresiva de la administración Trump de retornar la manufactura a los EE. UU. En una publicación en X (anteriormente Twitter), la cuenta oficial de la Casa Blanca celebró “$500 mil millones en inversiones privadas en manufactura desde que Donald Trump asumió el cargo”, llamándolo “el efecto Trump en acción”.

Curiosamente, mientras promueve nuevos aranceles, Trump también aboga por derogar la CHIPS Act, una ley bipartidista aprobada en 2022 bajo la presidencia de Biden, que destinó $280 mil millones al desarrollo de la industria de semiconductores en EE. UU.

El movimiento de Nvidia se considera una respuesta no solo a los desafíos de seguridad nacional y la vulnerabilidad de las cadenas de suministro globales expuestas por la pandemia de COVID-19, sino también a la creciente tensión tecnológica entre EE. UU. y China. La compañía planea colaborar con gigantes como TSMC, Intel y otros para fabricar sus sistemas dentro de los EE. UU.

Cómo la producción interna de Nvidia cambiará el mercado del gaming

Aunque el enfoque principal de las nuevas fábricas es la IA y los cálculos corporativos, las repercusiones para el mundo del gaming pueden ser bastante significativas. Nvidia es un jugador líder en el mercado de hardware para gamers, y sus avanzados procesadores gráficos (GPU) a menudo se desarrollan en el marco de los mismos procesos innovadores que las tecnologías de IA.

La producción interna podría, a largo plazo, asegurar un suministro más estable de GPU en EE. UU., potencialmente reduciendo precios y acortando los retrasos en las cadenas de suministro que han afectado a los gamers en los últimos años.

Sin embargo, la situación global es más compleja. Los aranceles de Trump sobre la importación de tecnologías chinas, que inicialmente buscaban estimular la producción interna, al mismo tiempo han incrementado el costo del hardware para gamers tanto en EE. UU. como en el resto del mundo.

A nivel global, la situación es diferente: si los chips "americanos" de Nvidia se priorizan para el mercado estadounidense, los gamers y ensambladores de PC en Europa, Asia o países en desarrollo podrían enfrentar escasez o precios más altos.

Parte de estos aranceles aún están vigentes e impactan en la importación de componentes, en particular de componentes de PC y consolas que se producen principalmente en Asia. Aunque las fábricas de Nvidia en EE. UU. puedan mitigar estos problemas en el mercado interno, los gamers internacionales podrían seguir enfrentando precios elevados si la tensión comercial entre EE. UU. y China no disminuye.